La penúltima etapa de La Vuelta a España 2025 fue el escenario soñado para un desenlace de alta tensión. El UAE Team Emirates tomó la responsabilidad desde los primeros kilómetros, forzando el ritmo con una valentía que parecía no tener límites. Su objetivo era claro: desgastar a Jonas Vingegaard, arrinconarlo, provocar una fisura en la armadura del danés. Pero el ciclismo, como tantas veces, mostró que la estrategia puede volverse en contra de quien la impulsa.
Lejos de quebrarse, Vingegaard resistió con paciencia y temple. No se dejó llevar por la presión, no se impacientó ante los embates de Almeida y su equipo. Supo esperar el momento justo, y cuando el esfuerzo acumulado empezó a cobrarse víctimas, no fue el líder quien mostró debilidad, sino su rival directo.
A falta de tres kilómetros para coronar la Bola del Mundo, el duelo quedó reducido a lo esencial: Almeida contra Vingegaard. Un mano a mano en el que el portugués entregó todo lo que tenía, apoyado en el trabajo previo de Jay Vine y compañía. Sin embargo, la frialdad nórdica de Vingegaard, respaldado por un escudero de lujo como Sep Kuss, fue demasiado. El danés atacó en el terreno más exigente, demostró jerarquía y dejó claro quién era el verdadero dueño de esta Vuelta.
La etapa más dura terminó con un podio de altura: Vingegaard victorioso y vestido de rojo rumbo a Madrid, Sep Kuss en segundo lugar honrando su rol de lugarteniente, y Jai Hindley cerrando en tercera posición. Por detrás, Almeida, pundonoroso y combativo, no logró alcanzar el objetivo máximo, aunque merece reconocimiento por haber mantenido la lucha abierta hasta el último día.
El UAE se lleva como consuelo la clasificación de montaña gracias a Jay Vine, pero la sensación es de frustración. Para el equipo más poderoso del mundo, la camiseta de lunares sabe a poco frente a la grandeza del maillot rojo que se escapa de sus manos.
Vingegaard, en cambio, confirma que su nombre ya está grabado con letras doradas en la historia del ciclismo. Su victoria en la Bola del Mundo no solo le da la etapa y la general, sino que refrenda su condición de campeón frío, calculador y letal. Madrid lo espera este domingo, pero la Vuelta ya tiene dueño: el danés que supo convertir la presión en gloria.