La edición 80 de La Vuelta a España nos está regalando una batalla sin concesiones por la maglia roja. La contrarreloj de Valladolid, reducida de 26 a 12 kilómetros por las protestas que han marcado esta edición, dejó un sabor agridulce: Jonas Vingegaard defendió el liderato, pero Joao Almeida le recortó valiosos segundos que ahora tienen a la general en un puño. La diferencia es de apenas 40 segundos, nada en el contexto de lo que nos espera.
El triunfo del día fue para Filippo Ganna, un especialista de lujo que no perdonó en el trazado acortado. Su victoria, aunque esperada, quedó en segundo plano frente al pulso entre Vingegaard y Almeida. El danés mantiene la roja, pero la sensación es que el portugués ha encontrado confianza y piernas para atacar en el momento justo.
Lamentablemente, la reducción del recorrido privó al espectáculo de una prueba más exigente que podría haber abierto mayores diferencias. El público, y el propio desarrollo de la carrera, se vieron afectados por factores externos que nada tienen que ver con el ciclismo. Y es que una contrarreloj más larga quizá habría puesto a Vingegaard en una situación más cómoda, o bien habría confirmado con más claridad la fortaleza de Almeida.
De cualquier forma, La Vuelta sigue abierta y vibrante. Mañana se disputará una etapa plana de 161,9 kilómetros, ideal para ajustar detalles antes del gran examen final: la jornada 20 con final en Bola del Mundo, en el imponente Puerto de Navacerrada. Serán 166,5 kilómetros y nada menos que cinco puertos de montaña, con un desenlace en un coloso fuera de categoría que, por su dureza, puede dar la vuelta al tablero.
Con apenas 40” entre el líder y su perseguidor, esta Vuelta no está definida. La pregunta es si Almeida tendrá la audacia para intentar lo imposible o si Vingegaard demostrará por qué es doble campeón del Tour de Francia. Lo cierto es que el espectáculo aún nos debe la mejor escena, y todo apunta a que se vivirá en la alta montaña madrileña.
La Vuelta, una vez más, nos recuerda que no siempre gana el más fuerte: gana el que resiste hasta el final.