Isaac del Toro continúa demostrando solidez en cada jornada del Giro de Italia. En la etapa 13, disputada entre Rovigo y Vicenza con un recorrido de 180 kilómetros a un ritmo frenético, el ciclista mexicano sumó valiosos segundos gracias a bonificaciones y a su destacada tercera posición en el sprint final.
La victoria fue para Mads Pedersen, quien logró su cuarto triunfo en esta edición, seguido de Wout van Aert en la segunda posición. A pesar de ser catalogada como una etapa de transición, esta jornada resultó clave para Del Toro, que sigue ampliando su ventaja en la clasificación general, mostrándose cada vez más como un contendiente serio al título.
Sin embargo, más allá del rendimiento deportivo, comienza a visibilizarse una situación preocupante dentro del UAE Team Emirates. A pesar de portar la maglia rosa, Del Toro no parece recibir el trato que corresponde a su estatus de líder de la clasificación general. Un ejemplo evidente es el orden de prioridad de las bicicletas de repuesto en el vehículo de asistencia, donde la de Juan Ayuso —compañero de equipo y principal favorito del conjunto emiratí— se encuentra en posición preferente, como si él fuera el líder actual.
Este tipo de decisiones operativas no solo son cuestionables desde el punto de vista deportivo, sino que también pueden interpretarse como una falta de respeto hacia Del Toro, quien ha ganado su lugar en base a rendimiento, estrategia y consistencia. La preferencia manifiesta por Ayuso plantea una seria interrogante sobre el compromiso del equipo con la equidad y la meritocracia.
Aunque es comprensible que Ayuso figure como una pieza clave en el plan inicial del UAE Team Emirates, los resultados sobre la carretera deberían llevar a una reevaluación de jerarquías internas. Del Toro ha superado expectativas y se encuentra actualmente 38 segundos por delante de Ayuso y 1:35 sobre Primoz Roglic, quien se mantiene al acecho con una estrategia más conservadora, posiblemente reservando fuerzas para la decisiva tercera semana.
Este escenario podría derivar en tensiones internas innecesarias si no se actúa con criterio y justicia. El favoritismo sin fundamentos puede generar conflictos que debiliten al equipo frente a rivales como Roglic, quien no dudará en aprovechar cualquier fisura en el bloque del UAE.
En este punto del Giro, es momento de tomar decisiones trascendentales. La dirección del equipo debe respaldar con hechos a quien, por méritos propios, lidera la clasificación general. No se trata de gestos simbólicos, sino de cohesión, visión táctica y respeto profesional. Ignorar estas señales puede costar no solo la maglia rosa, sino también la armonía interna de un equipo llamado a dominar la competencia.