El futbol es claramente un deporte de contacto que, pese a que no es tan peligroso, existen riesgos de lesiones y aunque pareciera menor, uno de ellos son los cabezazos, los cuales podrían traer graves consecuencias en el cerebro.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, se identificó por primera vez una relación clara entre el cabeceo en el futbol y el daño cerebral en regiones clave para la función cognitiva.
Los investigadores utilizaron una innovadora técnica de resonancia magnética de difusión en la que observaron alteraciones en la interfaz entre la materia blanca y la materia gris de la corteza cerebral, justo detrás de la frente, en jugadores que realizaban más de mil cabezazos al año.
El hallazgo más significativo es que estos futbolistas mostraban transiciones más difusas entre ambos tipos de tejido cerebral en la región orbitofrontal, un área relacionada con el aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones.
¿Se van los cabezazos del futbol? Medicina liga esta técnica con daño cerebral
El estudio confirmó que, aquellos futbolistas que realizaban más cabezazos obtuvieron peores resultados en pruebas cognitivas básicas, en comparación con quienes cabeceaban con menor frecuencia o con atletas que no practicaban deportes de contacto.
Michael Lipton, autor principal del estudio y profesor en el Vagelos College of Physicians and Surgeons, explicó que “el impacto repetido crea fuerzas de cizallamiento en esta zona vulnerable del cerebro”.
Cabe mencionar que el estudio, publicado en la revista JAMA Network Open, se ha realizado sobre una muestra de 352 futbolistas amateur adultos y 77 deportistas que no practican deportes de contacto.
¿Qué le pasaría a los futbolistas que cabecean mucho, según el estudio?
Los resultados del estudio se reforzaron con un segundo estudio complementario, que utilizó una técnica de imagen diferente y halló anomalías en la misma zona cerebral de los jugadores.
El equipo de investigadores trabaja ahora en determinar si estos biomarcadores podrían estar relacionados con el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como la encefalopatía traumática crónica, la cuál ya es común en deportistas que realizan impactos constantes en la cabeza.