Jonas Vingegaard advirtió que lo intentaría y cumplió. Tras el segundo día de descanso, con el cuerpo aún buscando ritmo y las piernas exigiendo oxígeno, el danés del Visma | Lease a Bike lanzó su ofensiva en la mítica ascensión al Mont Ventoux, con la firme intención de recortar los 4 minutos y 13 segundos que lo separan del maillot jaune, el esloveno Tadej Pogacar.

La jornada 16 comenzó con un recorrido mayoritariamente plano, casi silencioso, como si la carretera también se preparara para lo que vendría. Al pie del Gigante de la Provenza, todo cambió. El Visma apretó el paso y los efectos del desgaste de tres semanas empezaron a sentirse. Entre los primeros damnificados: el ecuatoriano Jonathan Narváez, pieza clave para Pogacar en las montañas anteriores, quien no pudo sostener el ritmo impuesto por la escuadra neerlandesa.

A 6.1 kilómetros de la cima, el Tour tomó fuego. Vingegaard atacó con fiereza, como lo había prometido. Se despegó del grupo de favoritos y solo Pogacar fue capaz de seguirle el paso. Así inició una persecución a dos tiempos, una danza agónica entre el campeón vigente y el retador, sin espacio para vacilar ni lugar para esconderse.

El danés impuso un ritmo infernal. Pogacar, como un león acechando, no se inmutó. Midió cada pedaleada, esperó su momento. Y en los metros finales, mientras la cima del Ventoux se cubría de aficionados y aplausos, el líder respondió, soltó un zarpazo corto pero suficiente para cruzar por delante. Vingegaard no solo no recortó tiempo: perdió dos segundos más.

Pero la derrota no fue tal. Jonas Vingegaard nos regaló una clase magistral de coraje. No bajó los brazos, no aceptó la comodidad del segundo lugar, no se resignó. Su ataque fue un recordatorio de lo que hace grande al ciclismo: la lucha sin tregua, el alma expuesta en cada curva.

La etapa, por su parte, fue ganada por el francés Valentin Paret-Peintre, quien resistió desde la fuga para alzarse con el triunfo más importante de su carrera. El irlandés Ben Healy fue segundo con valentía, mientras que el colombiano Santiago Buitrago cerró el podio tras una actuación combativa.

El Tour de Francia 2025 sigue su curso, pero si algo quedó claro hoy es que mientras Pogacar y Vingegaard estén en ruta, la lucha por la gloria nunca estará decidida.