En la segunda etapa del Tour de Francia, disputada entre Lauwin-Planque y Boulogne-sur-Mer, Mathieu van der Poel se impuso con autoridad en el sprint final de un grupo reducido, superando nada menos que a Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, quienes finalizaron segundo y tercero respectivamente.

Esta jornada en el norte de Francia ofreció mucho más que espectáculo: fue una auténtica lección de táctica, colocación y lectura del terreno. A lo largo de los 201 kilómetros, sin grandes puertos pero con terreno quebrado y expuesto al viento del norte, vimos intentos de fuga tanto de aspirantes al título como de cazadores de etapas. El viento lateral y los repechos conllevaban un riesgo constante de cortes en el pelotón.

Fue una etapa de alto estrés, con constante pelea por mantenerse en cabeza del grupo. Estar bien colocado no era solo cuestión de ambición, sino de supervivencia: un mal posicionamiento podía significar una caída o quedar fuera de la disputa por la etapa.

La tensión aumentó con el duelo estratégico entre Visma | Lease a Bike y UAE Team Emirates, que protegieron a sus líderes, Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar, con formaciones bien organizadas, endureciendo la carrera desde temprano. Está claro que ambos equipos están comprometidos con la lucha por el maillot amarillo desde el primer bloque de etapas.

Con esta actuación, Pogacar se coloca como líder virtual entre los favoritos, con una ventaja de 2 segundos sobre Vingegaard, y 43 segundos sobre otros aspirantes como Remco Evenepoel y Primoz Roglic.

Mañana se disputará la tercera etapa entre Valenciennes y Dunkerque, con 173 kilómetros mayormente planos, lo que anticipa una llegada masiva ideal para los velocistas. Todo apunta a un nuevo sprint de fotografía.