Tadej Pogacar ha conquistado su cuarto Tour de Francia, un logro reservado para los más grandes de la historia. Pero detrás de su maillot amarillo, de sus ataques certeros en la montaña y su consistencia en cada etapa, hay una maquinaria de precisión que explica por qué el UAE Team Emirates XRG es hoy la referencia absoluta del ciclismo mundial.

Este equipo comenzó su andadura en 2017 con una visión clara: ganar el Tour de Francia. Solo tres años después, en 2020, lo lograron. Y desde entonces, no han hecho más que afinar su fórmula. La pregunta es inevitable: ¿qué necesitó el UAE para conseguir su objetivo tan rápido?

La respuesta no es solo Pogacar. El talento es esencial, sí, pero no suficiente. En el ciclismo de élite, donde compiten más de cien corredores con capacidades físicas sobresalientes, el margen de diferencia lo marcan los detalles. Y el UAE ha demostrado ser un equipo que no deja nada al azar.

La biomecánica es uno de esos pilares. Conseguir que Pogacar tenga la posición óptima sobre la bicicleta no es cuestión de estética, sino de eficiencia: cada pedalada cuenta, cada ángulo importa. A esto se suma una estrategia nutricional minuciosa, diseñada no solo para soportar el esfuerzo titánico de tres semanas, sino para facilitar una recuperación casi milagrosa día tras día.

El entrenamiento también ha evolucionado. Los bloques de carga están dosificados con una precisión casi quirúrgica. El objetivo no es simplemente entrenar más, sino entrenar mejor. El rendimiento del líder —y también de sus gregarios, que son verdaderos escuderos de lujo— se planifica con base en análisis científicos y monitoreo constante de variables fisiológicas y psicológicas.

Porque no, el Tour no se gana solamente “encomendándose a la Virgencita de Guadalupe”. Se gana con ciencia, con tecnología, con planificación. Se gana con el trabajo invisible de biomecánicos, nutricionistas, fisiólogos, entrenadores, médicos, psicólogos y directores deportivos que, desde el laboratorio o el coche de equipo, trazan las rutas hacia París.

Pogacar cruza la meta como campeón, pero lo hace sostenido por un sistema que funciona como un reloj suizo. Un sistema que no deja lugar a la improvisación, que estudia cada variable —desde el clima hasta el tipo de asfalto— y que busca, cada día, ampliar esas pequeñas ventajas que, acumuladas, significan la gloria.

El Tour lo gana un ciclista, sí. Pero lo soporta un equipo completo y multidisciplinario. En tiempos donde la competencia es brutal, quien no aplica ciencia y tecnología a su estructura de alto rendimiento, simplemente queda atrás. Y el UAE Team Emirates XRG, con Pogacar como estandarte, ha dejado claro que el futuro del ciclismo ya es presente.