En las alturas heladas del Col de la Loze, con menos de cinco grados centígrados en la cima, todo parecía alineado a favor de un solo hombre: Tadej Pogacar. Ni los Alpes ni los ataques de Vingegaard ni el desgaste acumulado, pudieron doblegar al esloveno, que no solo resistió, sino que volvió a ampliar su ventaja en la general. Hasta el clima le sonríe al Maillot Jaune.

La etapa 18 del Tour de Francia 2025, con su épico final en el Col de la Loze, era la gran esperanza del Visma | Lease a Bike para intentar reducir la brecha que los separa del título. Jonas Vingegaard, como lo anticipó Joxean “Matxin” Fernández, tenía que atacar sí o sí: “Está a más de cuatro minutos, si quiere ganar el Tour, no le queda otra”. Pero las piernas no bastaron… y el equipo tampoco.

En un momento crítico, antes del ascenso final, el Visma perdió el control táctico. Vingegaard se encontró solo, sin apoyo en una subida interminable de 26 kilómetros, donde el UAE Team Emirates XRG impuso su ley con una solidez abrumadora. Pogacar, arropado, lanzado por sus gregarios de lujo, demostró por qué no solo lleva el amarillo, sino que lo honra con autoridad.

El triunfo de etapa fue para el valiente australiano Ben O’Connor (Team Jayco AlUla), que se escapó con decisión y aguantó en solitario hasta la línea de meta. Segundo llegó Pogacar, como si no le bastara con defender el liderato. Tercero, Vingegaard, resignado a perder más segundos y más esperanza.

Mañana se corre la etapa 19: Albertville–La Plagne. Son apenas 129,9 kilómetros, pero con 4,550 metros de desnivel positivo, es la última ventana abierta para soñar con una remontada que, a estas alturas, parece ya un milagro. Porque el Tour no solo se corre con piernas: se corre con alma, estrategia… y a veces, hasta con la complicidad del clima.