La contrarreloj individual de 33 kilómetros en el Tour de Francia 2025 fue conquistada por el belga Remco Evenepoel, quien se impuso con autoridad sobre el resto de los favoritos. Tadej Pogacar, sólido y preciso, finalizó segundo a solo 16 segundos, resultado suficiente para consolidarse como líder de la clasificación general. Por el contrario, quien prácticamente reprobó el examen fue Jonas Vingegaard, que mostró debilidad a lo largo de todo el recorrido y cedió tiempo valioso.
Aunque las diferencias no fueron dramáticas, sí marcaron una pauta importante entre los principales aspirantes al podio. Esta etapa confirmó, una vez más, por qué a la contrarreloj se le conoce como la prueba de la verdad: aquí no hay excusas, ni ruedas para esconderse, solo el corredor frente al cronómetro.
Se trata de una especialidad que exige una preparación tecnificada al máximo nivel: se optimiza la posición aerodinámica, se estudia el trazado con precisión, se emplean bicicletas específicas, cascos, ropa y hasta cubrezapatillas diseñados para reducir al mínimo la resistencia al viento. Cada segundo se gana (o se pierde) con ciencia y trabajo previo.
La contrarreloj no se improvisa. Se entrena durante toda la temporada y, el día clave, cada detalle cuenta. El orden de salida es inverso a la clasificación general, por lo que los favoritos parten al final, bajo la mayor expectativa y presión.
Pese a ser un recorrido relativamente corto, de apenas 33 kilómetros, el desgaste físico es enorme. La activación inicia hasta dos horas antes, con calentamientos específicos en rodillo durante al menos una hora y quince minutos. Muchos ciclistas utilizan chalecos con hielo para regular la temperatura corporal mientras activan el sistema circulatorio y lubrican articulaciones, buscando el equilibrio ideal entre frescura y preparación muscular.
Cabe destacar que no todos los corredores se emplean a fondo en esta etapa. Los gregarios o coequiperos que apoyan a los líderes del equipo suelen tomarse la contrarreloj con calma, incluso si tienen capacidad de destacar. Prefieren conservar energía para las etapas de montaña que están por venir, donde su trabajo será decisivo. En el Tour, cada esfuerzo está estratégicamente medido. Y esta contrarreloj fue un recordatorio de que, en la lucha por el maillot amarillo, cada segundo cuenta.