Primoz Roglic volvió a demostrar su clase al ganar la octava etapa de la Vuelta a España, imponiéndose en la empinada subida final de Cazorla. Esta es la segunda victoria de etapa para el esloveno en esta edición de la Vuelta, habiendo ganado también la cuarta etapa. Ben O’Connor, quien comenzó el día con el maillot rojo de líder, sufrió en los últimos kilómetros, cediendo casi un minuto ante Roglic.
La etapa de 159 kilómetros entre Úbeda y Cazorla prometía acción, con una jornada marcada por un terreno accidentado y una subida final de 4,8 kilómetros con una pendiente media del 7,2%. El día comenzó con un ataque de un grupo numeroso que incluía a Wout van Aert, pero solo un trío compuesto por Mauro Schmid, Harold Tejada y Gijs Leemreize logró escaparse. A este grupo se unieron otros cinco corredores, formando una fuga que llegó a tener una ventaja máxima de cinco minutos sobre el pelotón.
A medida que la carrera se acercaba al Puerto Mirador de las Palomas, el equipo Israel-Premier Tech comenzó a reducir la ventaja de la fuga, dejándola en tres minutos y medio. En la subida final, los fugados empezaron a perder terreno, y finalmente, el grupo perseguidor, liderado por Roglic, se lanzó en busca de la victoria. Tejada intentó resistir, pero fue rápidamente neutralizado cuando Roglic y Enric Mas se destacaron como los más fuertes.
En los últimos metros, Roglic lanzó un ataque final que Mas no pudo responder, cruzando la meta en primer lugar para asegurar su segunda victoria de etapa. Mas llegó en segundo lugar, seguido por Mikel Landa en tercero. O’Connor, que había comenzado la etapa con buenas sensaciones, no pudo mantener el ritmo en la subida final, cediendo valiosos segundos que podrían resultar cruciales en la lucha por la clasificación general.
Con esta victoria, Roglic refuerza su posición como uno de los principales contendientes para llevarse la Vuelta, mientras que O’Connor tendrá que replantear su estrategia en las etapas venideras si quiere mantener su liderato. Con las montañas a la vuelta de la esquina, la carrera se mantiene abierta y la tensión aumenta a medida que los ciclistas se acercan al primer día de descanso.