El país debería de estar paralizado en cada etapa que corre Isaac del Toro en el Giro de Italia, se debería hablar en el transporte público y las redes sociales deberían estar inundadas de memes.

No es así porque no somos conscientes de que un joven de 21 años este dando un golpe sobre la mesa en la élite del ciclismo. Algo que solo ha estado al alcance de solo unos cuantos. Pogačar por ejemplo.

Pero, ¿por qué sucede esto? La respuesta es sencilla. En México, salir a rodar está al alcance de pocos. Si usted quisiera practicar el día de mañana esta disciplina, tendría que gastar, mínimo, 15 mil pesos. Y usando instrumentos de baja gama. ¿Quién tiene ese dinero?

Al ser un deporte elitista, no logramos dimensionar lo que está haciendo Del Toro. Algo que tiene mucho más valor cuando entendemos viene de un país tercermundista y va a competir a un continente en donde creen que los latinoamericanos no sirven y que solo los europeos son capaces de ganar. Algo así como los gringos salvando al mundo en sus películas.

Otra cosa a tener en cuenta y que se debe admirar, a mi manera de ver, es la capacidad física del mexicano.

En este momento me disculpo por dirigirme a usted en primera persona, pero creo que solo se puede explicar contando una experiencia.

Juan Soto era el nombre de mi tío, la persona que me metió al maravilloso mundo del ciclismo. Él siempre hizo rutas largas, incluso en alguna ocasión rodó de la CDMX a Acapulco en un día, la llamada carrera Quebrantahuesos.

Siempre me alentó a subirme a bicicleta. Yo pensaba que no tenía nada de complicado andar en ella. Qué tonto era, por no decirme una grosería. Cuando la monté, descubrí un deporte que no es nada más que sufrir, sufrir y volver a sufrir.

Sin embargo, cuando estás ascendiendo sin aire, con un dolor brutal en las piernas, deshidratado, encuentras una magia muy difícil de explicar, como si todo valiera la pena, es que es la vida misma, no puedes rendirte porque, literalmente, no hay marcha atrás. Yo estuve cerca de llorar tantas veces, y pese a ello, lo sigo haciendo y lo seguiré haciendo las veces que pueda.

Si lo queremos ver de otra forma, lo que estos ciclistas hacen es ir del centro de la CDMX a Valle de Bravo (más de 150 km) 17 veces en dos semanas. Es solo apto para súper humanos, pues lo que una persona normal tardaría 9 horas, ellos lo hacen en 3:30.

Lamentablemente, mi maestro falleció de cáncer. No conoció a Isaac del Toro. Pero por este medio le doy las gracias por enseñarme a ver con plena consciencia la hazaña más grande de todos los tiempos en el deporte mexicano.

Olé, Isaac. Qué grande eres.

Isaac del Toro en la etapa 17