La edición 80 de la Vuelta a España arrancó con un primer capítulo de reconocimiento, más simbólico que decisivo. El sprint de Jasper Philipsen (Alpecin-Deceuninck) en Novara, con Ethan Vernon y Orluis Aular como escoltas, dejó claro que los velocistas también tendrán sus momentos de gloria en esta carrera que, sin embargo, está diseñada para otra clase de ciclistas: los escaladores.

La jornada inaugural, con apenas 1,337 metros de desnivel en 186 kilómetros, sirvió como rodaje: mover las piernas, soltar los nervios y, sobre todo, tomarle la medida a los rivales que protagonizarán el verdadero espectáculo cuando la carretera mire hacia arriba. Porque esta Vuelta no engaña: 53,674 metros de desnivel acumulado, 44 premios de montaña y diez finales en alto son un dictamen implacable. Aquí no basta con ser fuerte, hay que ser superior.

En ese terreno, los reflectores apuntan sin titubeo hacia el danés Jonas Vingegaard, doble campeón del Tour y máximo favorito. Su regularidad, su capacidad de sufrimiento y su instinto frío lo colocan un escalón arriba de los demás. Aun así, nombres como Juan Ayuso, la gran esperanza española, Mikel Landa, siempre combativo, o un renacido Egan Bernal prometen dar batalla. La montaña dictará justicia, como ha hecho en cada gran vuelta.

Pero más allá de los números, la Vuelta conserva ese aroma épico que convierte a cada pedalazo en una declaración de intenciones. Lo dijo con acierto Joxean Fernández “Matxin”: “La única manera de ir por la victoria es enfrentarla sin miedo al éxito”. Y eso es precisamente lo que exige esta carrera: valentía. Porque esta no es una Vuelta para especuladores, sino para ciclistas dispuestos a morir y renacer en cada puerto.

La primera etapa fue apenas un saludo, una presentación elegante. Lo que viene será el verdadero examen de grandeza, un recorrido que pondrá a prueba a los mejores escaladores del planeta. Y cuando la montaña dicte sentencia, sabremos si esta Vuelta 80 será recordada como la consagración de Vingegaard o como el escenario donde un nuevo héroe escribió su nombre en la historia.