El pasado 30 de septiembre fue publicada la convocatoria de la Conade para otorgar el Premio Nacional de Deportes 2025. Y si hay un nombre que brilla con luz propia, es el de Isaac del Toro Romero.
Este año, el ciclismo mexicano vivió una auténtica revolución gracias a Del Toro, un joven de Ensenada, Baja California, que conquistó Europa con una temporada histórica, inédita para nuestro país.
Sus números hablan por sí mismos: 15 victorias en el calendario WorldTour 2025, compitiendo contra los mejores del planeta. Entre ellas, destacan triunfos memorables como Milano–Torino, una etapa del Giro d’Italia, la Vuelta a Austria (con tres etapas y la general), y clásicos italianos de prestigio como el Giro dell’Emilia, Giro della Toscana, Coppa Sabatini, Trofeo Matteotti y el Gran Piemonte, entre otras.
En un deporte donde las leyendas suelen nacer en Europa, Isaac ha demostrado que un mexicano puede ganar con clase, inteligencia y ambición. Su irrupción ha sido motivo de orgullo nacional: ondeó la bandera tricolor en las cunas del ciclismo mundial, enfrentando y venciendo a potencias como España, Bélgica, Italia y Francia.
El ciclismo es, por su naturaleza, uno de los deportes más exigentes del planeta. Requiere resistencia, estrategia, disciplina y una entrega absoluta. Isaac del Toro no solo ha estado a la altura, sino que ha elevado el nombre de México en un escenario donde nunca antes habíamos tenido protagonismo.
Nominarlo al Premio Nacional del Deporte no sería solo un reconocimiento a su talento, sino una declaración de visión y justicia deportiva. México necesita celebrar a sus verdaderos embajadores, a quienes inspiran desde el esfuerzo, la humildad y la excelencia.
Rommel Pacheco, y quienes integran el jurado, tienen la oportunidad de escribir una página justa y trascendente en la historia del deporte mexicano.
Porque en 2025, el mejor deportista de México —y uno de los mejores del mundo— se llama Isaac del Toro Romero.