Hugo Sánchez Márquez, no sólo el mejor futbolista (de lejos) en la historia de México, sino que el mejor delantero en el mundo durante toda la década de los años 80, un ícono en España y Europa, cinco veces campeón de goleo, campeón de Europa también y cuatro de esos lideratos de goleo consecutivos, dueño de un récord único e inalcanzable que es el haber anotado 38 goles en un año futbolístico, todos de un solo toque.

Hace poco me apareció un video de una mesa redonda en la que se hablaba de Hugo Sánchez, donde José Ramón Fernández, entonces más joven, parecía que los ojos se le inyectaban de un odio insano hacia Hugo. ¿El motivo? Esgrimía el hombrecillo Joserra como argumento el que “Hugo Sánchez fue irrelevante en selección mexicana”. Sólo habría que recordar que (en los hechos), en los mejores años de Hugo Sánchez como futbolista en activo, la selección mexicana (poca cosa) no existió, esto debido al castigo impuesto por la FIFA por un vergonzoso caso de corrupción (alterar documentos oficiales para modificar la edad de seleccionados con límite de edad), mismo que salió a la luz por la torpeza de los federativos mismos (FMF), que sacaron a la venta un anuario de la temporada 86/87 —mismo que, por cierto, aún conservo— y que mostraba toda la información de ese torneo, edades reales de todos los futbolistas registrados en sus respectivos clubes.

Entonces, Hugo Sánchez estuvo sin selección nacional prácticamente de 1988 hasta 1992, que volvió a tener actividad regular, años “de su prime”, como se suele decir hoy en día. Otra es en copas del mundo: en Argentina 1978 fue siendo prácticamente un niño, y la planeación fue tan mala que esa selección sólo fue a ese mundial a ser vapuleada por Alemania, Túnez y Polonia, regresando al país con un indiscutible último lugar como blasón; luego vino España 82, donde Hugo comenzaba a descollar y en el cual no calificó México al ser eliminado por Haití (los pretextos nunca sobran, y aún se habla de que se les hizo un trabajo de vudú en el Caribe durante ese clasificatorio); México 86 prometía más, pero una brutal lesión en copa de Europa de parte del jugador alemán Littbarski lo hizo no llegar en su nivel más óptimo, además de que toda esa selección concentró por un año, con la excepción de Hugo debido a su compromiso en España, y aun así jugó de forma sobresaliente ese mundial en casa, anotando un gol y “jalando la marca” de los defensas rivales aterrados con su sola presencia, provocando espacios para que el equipo mexicano, a la postre, terminara sexto lugar, yéndose de esa justa, además, invicto, siendo (de lejos) su mejor resultado en copas del mundo.

Para Italia 90, que suponía su nivel top en su carrera, repito, no había selección mexicana, una lástima porque ese equipo habría sido la mejor selección mexicana de la historia; los nombres de los afectados hablan por sí mismos. Luego vino ya el proceso hacia Estados Unidos 94, donde Hugo fue parte de la mejor selección mexicana al día de hoy (pero que ya para 1994 bajó su rendimiento), jugando por vez primera una Copa América (Ecuador 1993) y jugando la gran final con la Argentina de Ruggeri, Goycochea y otros más, con una brillante participación de Hugo Sánchez, llegando al mundial gringo habiendo sido clave en el último y crucial partido contra Canadá, jugando de visita y consiguiendo el boleto. Solo calificaba el que resultara campeón del clasificatorio, ya que el otro boleto estaba otorgado sin tener que disputarlo al país anfitrión, los Estados Unidos. ¿Ya en el mundial? Inexplicablemente, el DT Miguel Mejía Barón lo hizo jugar sólo el primer partido contra Noruega, donde si bien se perdió, no era para que a Hugo se le relegara a la banca para el resto de la justa mundialista, como en efecto sucedió, y menos para que (hecho nunca visto por mí, ni antes ni después de ese partido) el DT decidiera ¡no hacer ningún cambio!, a pesar del extenuante calor de ese verano, de jugar los tiempos extra y de tener una buena banca. A Hugo no sólo se le impidió jugar, lo que seguramente habría supuesto ventajas para México, sino que además, y por si ya fuera poco, Mejía Barón lo exhibió ante el mundo, haciéndolo calentar al tiempo de regresarlo al banquillo de suplentes, ante la incredulidad de millones que seguían el mundial por televisión.

Ya como director técnico, Hugo Sánchez hizo bicampeón a los Pumas de la UNAM y, de paso, le ganaron el torneo “Santiago Bernabéu” al Real Madrid en Madrid. Luego, ya como timonel nacional, se le cesó sin meditarlo correctamente, porque sus resultados fueron todo, excepto malos: tercer lugar en la Copa América del 2007 y subcampeones de Copa Oro; un gol de diferencia dejó al tricolor fuera de los olímpicos de China para 2008, un gol que, si se mira un resumen de aquel vergonzoso partido, es evidente que el menos responsable fue Hugo Sánchez, dejándolo entonces sin la oportunidad de completar su ciclo, dirigiendo el mundial de Sudáfrica 2010 Javier Aguirre, con resultados mediocres y una actuación grisácea.

Triste es, pues, constatar cómo a Hugo Sánchez en México no se le da el sitio que merece, que sí le otorgan (por cierto) en el resto del mundo; que se le haya impedido dirigir la copa del mundo que le correspondía; que algunos mexicanos (no pocos), desde aficionados poco enterados hasta encumbrados periodistas deportivos —como, por ejemplo, uno que hasta marea al hablar cual merolico, de apellido Martinoli— y que, desde acabando el partido aquel contra Haití (cualquiera puede ver el resumen de ese partido), al acabar dicho encuentro ya se adivinaba con ínfulas de ser el “Robespierre” del fútbol mexicano, exigiendo a grito pelado el cese inmediato de Hugo Sánchez como DT nacional, hecho que lo hizo sentirse poderoso arriba de un ladrillo, y conducta que replicó luego también gritando y exigiendo el cese de Víctor Manuel Vucetich (quien lo que menos tuvo fue tiempo) y, pocos años después, provocando directamente el también cese de Miguel Herrera, quien no pudo completar su proceso hacia Rusia 2018 por una supuesta “golpiza” en un aeropuerto de los Estados Unidos. Ya para finalizar: ¿volverá México a tener a otro Hugo Sánchez? Yo, tristemente, lo dudo, pero espero que si hay alguno en un futuro que se le acerque, no se vea en una situación donde algunos de sus propios connacionales le den la espalda, que eso no habla bien de nosotros como país y sí nos acerca a la penosa fábula de la cubeta de los cangrejos mexicanos.