Isaac del Toro Romero pagó cara su novatez en la etapa reina del Giro de Italia 2025. En un pique innecesario con Richard Carapaz, el joven mexicano de 21 años quedó expuesto ante la experiencia de los grandes. Y en ciclismo, el costo de los errores se mide en minutos, no en palabras. Fue Simon Yates quien aprovechó el descuido, y con una ejecución quirúrgica del Team Visma, asestó el golpe final antes del Colle delle Finestre, con ayuda de Wout van Aert, para arrebatarle la maglia rosa a un Del Toro que no supo leer el momento.

Pero que esto no confunda a nadie: lo que ha hecho Isaac del Toro en su primer gran Giro es histórico. Ganó una etapa, portó la maglia rosa durante dos semanas y terminó segundo en la general. Se coronó además como el mejor joven de la competencia con la maglia blanca. En un deporte donde la curva de aprendizaje es brutal, Del Toro no solo se sostuvo, compitió con los mejores del mundo de tú a tú.

Desde que Marco Antonio López Durán debutó en el Giro en 1984, el ciclismo mexicano ha luchado por hacerse un hueco en las grandes ligas. Raúl Alcalá, Miguel Arroyo, Julio Pérez Cuapio: todos dejaron huella, pero ninguno había estado tan cerca de ganar una gran vuelta como Isaac.

Sí, falló. Pero fallar no es fracasar. Fallar es parte del camino de quien se atreve a ganar. En lugar de esconderse, Isaac se entregó, luchó hasta el final, y nos mostró que México no solo puede estar en el pelotón, puede liderarlo. Su rendimiento sugiere que el Giro no fue un techo, sino una plataforma de despegue.

¿Qué sigue? Construir, no improvisar

La actuación de Del Toro llega en un momento de renovación forzada. La presidenta del Comité Olímpico Mexicano ya ha planteado la necesidad de una nueva federación de ciclismo, un movimiento urgente en un deporte con talentos desperdiciados y estructuras caducas.

Pero el futuro no se construye con discursos, sino con planes. Isaac no necesita aplausos vacíos, necesita respaldo técnico, estratégico y financiero. Y no solo él: necesitamos un sistema que forme a los próximos Del Toro. La prueba contrarreloj de Los Ángeles 2028 podría ser su mejor oportunidad olímpica, pero sin una estructura real, seguirá enfrentando gigantes con las manos atadas.

El ciclismo mexicano tiene hoy un rostro, un nombre y una historia en construcción. Isaac del Toro perdió la maglia rosa, pero ganó algo más valioso: el respeto del mundo y la esperanza de una nación.

Hoy no es un día para lamentar lo que se escapó. Es un día para mirar lo que viene con determinación. El presente ya es una hazaña. El futuro, si se cultiva con inteligencia, puede ser leyenda.