El Critérium del Dauphiné arrancó con una bomba: Tadej Pogacar ganó la primera etapa, y lo hizo en un terreno que, en teoría, no era para él. Con final en Montlucon, tras 195 kilómetros planos desde Domérat, el esloveno se impuso junto a Jonas Vingegaard a los sprinters puros, dejando atrás nada menos que a Mathieu van der Poel y Remco Evenepoel. ¿Escaladores ganando en llano? Esto ya se puso bueno.

Lo que pasó fue que, a falta de un kilómetro, Pogacar y Vingegaard se lanzaron con todo, sin miedo, desordenando completamente los planes de los trenes de lanzamiento. Cuando los sprinters quisieron reaccionar, ya era tarde. Pogacar cruzó la meta primero, pero el mensaje fue claro: él y Jonas no vienen a calentar piernas. Vienen a ganar.

Este Dauphiné, como cada año, es el mejor aperitivo del Tour de Francia. Ocho etapas, 1199,6 kilómetros, con terreno para todos: cuatro días escarpados, una jornada de media montaña, una contrarreloj individual y dos etapas durísimas en los Alpes. Y ojo: del viernes 13 al domingo 15 de junio tendremos tres llegadas en alto seguidas. Ahí sí que no hay escondite.

Lo que sorprende es que Pogacar ya está atacando en etapas planas. Eso descoloca a todos. Si los escaladores se atreven a mover la carrera en terreno de velocistas, imagínense lo que harán cuando lleguen las montañas. El Tour 2025 pinta para ser un espectáculo total.

Y no olvidemos el contexto: este es el regreso de Vingegaard tras su caída en primavera. No competía desde hace semanas, pero ya está al frente con los mejores. Como se dice en el viejo dicho revolucionario: “solo los soldados y los toreros se alivian a luego de ansina”. Vingegaard viene en serio.

Remco Evenepoel, por su parte, tendrá que apretar en la contrarreloj si quiere mantenerse en la pelea. El belga necesita recortar tiempo donde mejor se le da: en la crono. Pero si Pogacar y Vingegaard también andan finos contra la contra… se le viene un reto enorme.

Los equipos también toman nota. Este tipo de etapas cambian los planes. Los directores deportivos están viendo quién responde, quién se guarda, y quién puede sorprender. El Dauphiné no solo mide piernas, también define liderazgos para el Tour.

Así que sí, esto apenas empieza, pero ya quedó claro que no será un Dauphiné cualquiera. Pogacar encendió la mecha, y ahora nadie se puede relajar. Si este es el calentamiento, el Tour va a ser una locura.