Los vientos del noreste traían consigo el sonido de flautines, fagotes y saxofones, como si una banda sinfónica hubiera acompañado al pelotón en la etapa 15 del Giro de Italia, entre Fiume Veneto y Asiago. Pero no fue música de fondo: fue la ejecución perfecta de una marcha de guerra. A paso doble, como el pasodoble militar del que toma nombre esta danza española, Isaac del Toro dirigió con maestría la sinfonía táctica de UAE Team Emirates en los 219 kilómetros de recorrido.

Como bien define la historia, el pasodoble nace del “pas-redoublé” francés, un paso rápido de infantería que servía para acelerar a las tropas. El joven mexicano lo interpretó literalmente: ritmo vivo, orden táctico y un mensaje claro al resto del pelotón hoy nadie duerme la siesta.

Control total del Torito

Del Toro, flamante portador de la maglia rosa, controló con solvencia todos los movimientos de dos exganadores del Giro: Egan Bernal y Richard Carapaz, quienes intentaron sin éxito desestabilizar al líder. El mexicano no cedió un metro sin propósito. Ni el desnivel ni la estrategia rival fueron suficientes para romper el paso firme del Torito. Como si llevara un metrónomo en el Garmin, reguló, respondió y desgastó a sus oponentes con precisión quirúrgica.

El director deportivo Josean Fernández Matxín lo adelantaba en tono festivo desde su muro de Facebook: “Sentimos deciros que nuestra intención es que hoy nadie duerma la siesta” y así fue. Del Toro no solo marcó el paso, sino que impuso una cadencia incómoda para los aspirantes al trono.

Roglic fuera de ritmo

Primoz Roglic, campeón de todo terreno y rival temible en jornadas de montaña, fue quien más sufrió el ritmo de pasodoble. Los ataques combinados de Bernal y Carapaz lo dejaron sin respuesta, con las piernas vacías. El esloveno perdió tiempo valioso y, lo que es peor, el tono competitivo en un día que debería haber sido de consolidación para él.

La semana decisiva

Con la tercera semana por delante —la más brutal del Giro— el mexicano del UAE Team Emirates demuestra que no solo tiene piernas, sino también cabeza. La lectura táctica, la capacidad de gestionar esfuerzos y su compostura bajo presión lo colocan como uno de los corredores más sólidos de la general. Sin embargo, el Giro nunca se gana antes de la última montaña.

Del Toro parece estar listo para resistir y responder. Pero esta carrera, como los grandes pasodobles, tiene cambios de ritmo, crescendos inesperados y finales dramáticos. La verdadera sinfonía aún no ha terminado.