El ciclismo de montaña inició con gran intensidad en la pista de El Ocotal, en Temezontla, Tlaxcala, durante la Olimpiada Nacional Conade 2025. En las modalidades de short track y cross country, los jóvenes talentos se midieron en uno de los terrenos más exigentes del país. Y el balance fue claro: Hidalgo dominó como pocas veces se ha visto.
El estado hidalguense arrasó con 10 de las 16 medallas de oro en disputa. En el máximo evento de desarrollo deportivo del país, convocado por la Conade que ahora dirige Rommel Pacheco, ese dominio no pasa desapercibido: dejó apenas unas preseas para estados históricamente competitivos como Jalisco, Estado de México y Guanajuato, mientras que más de 20 entidades se fueron sin subir al podio.
¿Qué nos deja este contundente resultado?
Más allá del simple conteo de medallas, la actuación de Hidalgo nos obliga a voltear a ver qué está haciendo ese estado que lo ha convertido en una verdadera potencia nacional del MTB. ¿Es una cuestión de programas de desarrollo deportivo? ¿Existe un modelo exitoso de detección y seguimiento de talentos? ¿O quizá la explicación radica en factores naturales como su altitud —superior a los 2,000 metros—, su geografía montañosa y su clima, que permiten entrenar bajo condiciones muy similares a las de la alta competencia?
Probablemente, la respuesta esté en una combinación de todos esos elementos. Pero lo que es innegable es que Hidalgo ha encontrado la fórmula para formar ciclistas fuertes, técnicos, con excelente fondo físico y capacidad de recuperación, cualidades esenciales para el ciclismo de montaña.
Este tipo de eventos no solo sirven para detectar nuevas promesas. También son un termómetro para medir el desarrollo regional del deporte. Saber dónde se está trabajando bien y qué estados están quedando rezagados es fundamental para trazar estrategias nacionales. Hidalgo no solo nos ha dado pastes y barbacoa, también nos está entregando campeones de MTB, y eso debe tomarse muy en cuenta cuando se repartan futuras sedes y apoyos para el ciclismo de fondo y medio fondo en el país.
La hegemonía hidalguense no debe incomodar a nadie; por el contrario, debe inspirar al resto. Porque cuando un estado se convierte en referente, eleva el nivel de todos los demás. El reto está sobre la mesa.