México.- El 7 de diciembre de 1997 fue la última vez que la fiel afición cementera festejó un campeonato del Cruz Azul, equipo que, desde entonces, ha sumado fracaso tras fracaso.

En aquella ocasión, La Máquina llegaba al Invierno 97 con 17 años de sequía, pues su séptima copa la habían conseguido en julio de 1980. Es decir, las largas temporadas sin un cetro no son del todo desconocidas para el club de La Noria.

Como sabemos, la Final que le dio su octava corona al Azul fue absolutamente épica. Ya que Carlos Hermosillo marcó, descalabrado por Angel Comizzo, el agónico gol del gane en tiempos extras.

Después de ese certamen, se empezó a gestar una maldición que se consolidaría el 26 de mayo del 2013, cuando los celestes perdieron de forma increíble un campeonato que tenían en el bolsillo ante el América, su odiado rival. Por la forma en que dejaron ir la novena, se acuñó el término ‘Cruzazulear’ a toda aquella caída que se dé en condiciones inverosímiles.

Aunque los cementeros lograron cinco subcampeonatos y un título de Copa MX desde aquel Invierno 97, la hinchada reclama una alegría en serio, la cual solo llegará con el ansiado campeonato de Liga.

¿Culpables? Son muchos. Pero sin lugar a dudas los factores principales del descarrilamiento de La Máquina es ese oscuro nexo con promotores que, al parecer, solo velan por sus intereses y no por los del equipo. Aunado a ello, la directiva ha errado respecto a la elección de directivos, futbolistas y entrenadores que han traído por su cuenta.

Por ende, al Cruz Azul le urge estructurar un proyecto de largo plazo y bien definido, donde sea la gente conocedora de futbol los que se encarguen de llevarlo a bueno puerto. Es necesario que la directiva haga todo lo posible por cesar vínculos insalubres y así retribuir el apoyo de su afición, de otro modo, se antoja complicado que el cuadro fundado el 22 de marzo de 1927 regrese a los primeros planos.